domingo, 24 de mayo de 2009

WAGK

Nuevas mecanismos de búsqueda en Internet. ¿Un paso adelante o un retroceso en el uso de herramientas informáticas para el aprendizaje y la enseñanza?




Primera introducción (general)1           


Alguien formula una pregunta y quien la recibe tiene que ofrecer una respuesta única, que debe ser emitida en el menor lapso posible. ¿”El último pasajero”? ¿”Odol pregunta”, “Tiempo de siembra”? No: Wolfram Alpha, el nuevo chiche de internet2                            .


En mayo 2009 se produjeron dos fenómenos que, aunque pueden interpretarse como parte de los procesos naturales y cotidianos de la Red, tendrían incidencia sobre el campo educativo y justifican, por lo tanto, un análisis pedagógico3      de los mismos. Además, los medios de difusión le otorgaron una cobertura típica1, con carácter general y ciertas dosis de efectismo2, haciendo hincapié sobre los aspectos diferenciales de estas novedades informáticas, pero sin profundizar sobre su filosofía inherente y las consecuencias a mediano y largo plazo.


A mediados de mayo de 2009, se habilitó para uso generalizado (de aquellos que manejan el idioma inglés) una nueva herramienta de búsqueda (aunque los distintos analistas se encargaron de remarcar que “no se trataba de motor de búsqueda”, como sí son los conocidos Google y Yahoo!) llamada “Wolfram Alpha”4     . Sobre finales del mismo mes, el gigante3 estadounidense Microsoft se encargó de rebautizar y relanzar su buscador “Live” (ahora denominado “Kumo”), con un nuevo mecanismo de búsqueda, basado en “lenguaje natural” y “web semántica”5                    

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  .


La característica distintiva de estos sitios sobre el difundido “Google” es que permiten obtener información de una manera concreta. Google presenta una pantalla simple, en la que uno coloca una palabra o serie de palabras y símbolos, y el buscador nos ofrece un listado de posibles sitios web que contendrían los datos que uno necesita. En cambio, Wolfram|Alpha (y Kumo) permiten que uno coloque preguntas directas (por ejemplo: “¿Qué temperatura hizo el 14 de abril de 1991 en Rosario?”) y ofrecen la respuesta concreta, a través del dato propiamente dicho o un gráfico.


Si uno intentase plantear la misma pregunta a través de Google (o Yahoo!, que trabaja con un concepto similar de búsqueda), posiblemente encuentre millones de páginas web en las que aparecen las palabras “abril”, “rosario”, “temperatura”, “1991”, y tendremos que ser nosotros quienes nos encarguemos de rastrear la respuesta correcta...


Esto se debe a que mientras Wolfram|Alpha y Kumo hacen “inferencias a partir de un pequeño conjunto de información básica”4, y procesan “la repuesta extraída de una base de datos estructurados”, Google y Yahoo indexan la web en búsqueda de palabras que coincidan con las ingresadas en la consulta.


Desde estas humildes páginas, intentaremos abordar desde otra perspectiva (vinculada con el campo educativo) la comparación entre la utilidad (y la ventaja) que podría tener un sistema de búsqueda por sobre el otro. Trataremos de vislumbrar qué concepción del conocimiento, su apropiación y su uso se dan detrás de cada una de estas herramientas informáticas.




Segunda introducción, esta vez pedagógica7           


Aunque en ocasiones las simplificaciones son perniciosas, en este caso tendríamos que introducir algunas ideas básicas, sobre todo para el o la profesional que no se desempeña en el campo educativo.


Existirían, en principio, dos grandes concepciones del conocimiento y la forma en que podemos apropiarnos del mismo y utilizarlo. En un extremo, están aquell@s que lo perciben como un objeto terminado, pasible de ser apropiado, transmitido, recortado y analizado. El docente sería quien lo transmite y es quien se encarga de la parte activa en el proceso de enseñanza-aprendizaje, mientras que el alumno cumpliría un rol pasivo, aceptando el conocimiento tal como viene transmitido. El docente debe “conducir” el proceso, por lo tanto este enfoque es denominado “conductista”. Se asocia también con la idea de “estímulo-respuesta”, de tipo “pavloviano”, por la cual, para evaluar si el alumno ha adquirido el conocimiento necesario, se debe desarrollar una tarea de “producir los estímulos correctos”, esperando que la otra parte reaccione de la manera esperada. También se la ha llamado, desde otro enfoque, “educación bancaria”, en donde el maestro “deposita” los saberes (como si el alumno fuese una caja de ahorro o un receptáculo vacío) y hace un “retiro” a la hora de evaluarlo.


En otro extremo, estarían quienes arrojan una visión constructivista sobre la relación que se produce entre docentes y estudiantes. Es decir, el conocimiento no es un objetivo acabado, sino el resultante de una vinculación activa de todas las partes involucradas. Se va “construyendo” en la interacción, y el docente no es un simple transmisor, sino que puede aprender de sus estudiantes, además de enseñarles.


Esta esquematización simplificadora debería servirnos para analizar de manera más profunda las diferencias existentes entre Wolfram|Alpha, Kumo y Google8         .



 

Buscadores y buscados

Una de las características de Internet es la multiplicidad de información y datos disponibles, al punto que no existe hoy una cifra cierta acerca del número de páginas web y blogs existente en la actualidad. Algunos autores han calificado a este fenómeno como “obesidad informativa”, con un peligro asociado: contar con demasiada información no solamente requiere tiempo para procesarla y analizarla, sino que puede “sobrecargar” nuestro cerebro y hacernos perder de vista la información relevante. O sea, podemos terminar ahogándonos en la web en lugar de “navegar” en la misma.


Otro de los problemas está asociado a la credibilidad o veracidad de la información disponible, ya sea porque la misma es inexacta, desactualizada, injuriosa, imprecisa... Un ejemplo en ese sentido lo da Edith Litwin, en “Tecnologías educativas en tiempos de internet”, en donde menciona el caso de dos alumnas de secundaria que hacen una monografía para una materia de la escuela y buscan información sobre César Milstein. Encuentran 2960 páginas a través de un buscador tradicional, y la primera página que visitan habla de “la actualidad del científico, que continúa trabajando...”. La duda de una de las estudiantes posibilita continuar la búsqueda y validar el conocimiento obtenido, dado que terminan llegando a la página oficial de la Fundación Nobel, en donde se aclara que “César Milstein murió en 2002”.


Cuando a las complejidades propias de Internet, sumamos las resistencias que desde el terreno educativo se presentan a la hora de incorporar nuevas tecnologías, podemos encontrarnos con “la información que desinforma, la optimización de costos económicos pero no de procesos cognitivos, la fugacidad en la conectividad y la baja calidad de los procesos de búsqueda, la diferenciación entre los criterios que instalan los buscadores y los criterios de organización en el merco de disciplinas curriculares, entre otros”5.




Encontrando la faz pedagógica...9           


A partir de este punto podemos comenzar a plantear algunas diferencias entre Wolfram|Alpha, Kumo y Google con una mirada educacional:




  • Google asume la obesidad informativa y muestra, como en el ejemplo propuesto, la diversidad de la red, dejando en manos del usuario la validación de lo encontrado. Es el propio proceso de búsqueda y los "saberes previos" del usuario los que permiten otorgarle credibilidad a lo hallado...



  • Wolfram|Alpha y Kumo, como se estructuran en base a “información ingresada y seleccionada de forma previa por investigadores y equipos de expertos”6, hubieran salvado los dos inconvenientes mencionados (sobreinformación y/o posibilidad de desactualización): no solamente hubieran aportado el dato preciso, sin ofrecer 2960 lugares en los que buscar, sino que además podríamos haber evitado la información antigua10             

     

    Eso es lo que han destacado los medios tradicionales de comunicación, al punto que para la revista Forbes (recogido por Taringa.net), esa "capacidad de responder de manera concreta", se trata de “una ventaja significativa a la hora de encontrar resultados más relevantes”7.


    Pero desde la perspectiva educativa, se presentan nuevos interrogantes. Wolfram|Alpha, Kumo me muestran un dato concreto, pero no me indican de dónde ni cómo lo obtuvieron. Me facilitan el mecanismo de búsqueda, me ahorran tiempo, pero ¿a qué costo? ¿Quién se encargó de clasificar y seleccionar esos datos, y bajo qué criterios?


Por otro lado, Wolfram|Alpha ha demostrado ser capaz de responder a preguntas objetivas, concretas y (sobre todo, aunque no únicamente) cuantitativas (temperaturas, distancias, capitales de países..) Pero ¿servirá para las ciencias o tecnologías sociales, aún aquellas con gran contenido numérico, como la Administración, la Contabilidad o la Economía?


David Talbot, en “Technology Review” planteó una comparación empírica entre Google y Wolfram|Alpha. Colocó una serie de términos en ambos sitios y cotejó las respuestas. En líneas generales, en Google había que especificar bastante las características de la información buscada. Pero ¿qué pasaría si la pregunta es más subjetiva, como por ejemplo “¿Existe Dios?”?) (Ver figuras 1 y 2).


Desde este punto de vista, parafraseando a Eco, Google es protestante, y Wolfram|Alpha es católico8. Google me dice que tengo que buscar mi propia respuesta, Wolfram|Alpha me ofrece un canon “enciclopédico” único, una “verdad revelada”, que viene asociada con la autoridad de quien la suministra (en este caso, un grupo desconocido de científicos que elaboraron la base de datos sobre la que explora Wolfram|Alpha)..


Google abre el abanico de posibilidades de repuesta. Con él, el usuario:




  • aprende a preguntar, pone a prueba sus conocimientos anteriores, sus supuestos básicos subyacentes y sus prejuicios y puede dar lugar a nuevas preguntas;



  • pone también en cuestionamiento sus propios procesos de búsqueda, comienza a perfilar mejor sus preguntas, especificándolas;



  • se ve obligado a aplicar reglas de lógica;



  • debe destinar tiempo (en el campo educativo, los procesos de enseñanza-aprendizaje no son “instantáneos”)



  • debe “re-elaborar” la información, dado que tal como Google la presenta, posiblemente no responda de manera perfecta a las necesidades del usuario



  • por comparación, se puede validar o no el conocimiento y reflexionar el usuario sobre sus propios mecanismos de aprendizaje



  • recorre una parte importante de la red (Google indexa inclusive los blogs. Puedo crear un blog sobre contabilidad, Google lo indexará, y me lo mostrará en una búsqueda. Wolfram|Alpha solamente lo incluirá si los “iluminados” que actualizan la base de datos lo consideran importante)




Wolfram Alpha, por su parte



  • Restringe las alternativas, ofrece una respuesta única a una única pregunta


  • Es novedoso, pero tal cualiad deja de surtir efecto en el corto plazo, y más en un entorno como el de Internet


  • es útil para consultas “no contradictorias”



  • ahorra tiempo



  • tiene un nombre que "es un poco difícil de recordar"11                              


¿Podríamos decir que uno es constructivista mientras el otro es conductista? Google me obliga a preguntarme cuánto conozco del dato o información a buscar. Debo precisar los límites del objeto o concepto que trato de conocer. La “saturación” de sitios que el listado de Google muchas veces ofrece puede ser un arma de doble filo: puede desalentar mi búsqueda si mi intención es buscar un dato o que me “depositen” el conocimiento bancarizado, o puede estimularme, impulsarme a precisar mi pregunta y poner en tela de juicio si sé preguntar y si puedo preguntar mejor.


En términos prácticos, si intento hacer como Talbot, una búsqueda de “Sydney Nueva York”, tratando de conocer la distancia entre ambas ciudades, Google me dirá didáctica (e indirectamente) “Señor/a, pregunte mejor”. W daría una respuesta similar a la que me daría un docente “conductista”: “la respuesta a la pregunta está en la página 12 del manual”.


Podríamos plantear entonces que Wolfram se refiere a un conocimiento enciclopédico, finiquitado. Sería como un manual impreso, pero con dos ventajas respecto a éste:




  1. soporte digital, lo que facilita la portabilidad y búsqueda por el usuario, además de las actualizaciones del emisor;



  2. formulación de preguntas en “lenguaje natural” (o en una forma menos críptica que las búsquedas booleanas9 con los símbolos +, - o los conectores “and”, “or”).


Comparativamente, Google sería un bibliotecario que pone en juego aptitudes de búsqueda, clasificación, síntesis y validación del conocimiento contenido en la web. Google exhibe al conocimiento como inacabado, perfectible, mutable. Wolfram|Alpha no quiere dar lugar a dudas: con un criterio mercantilista, ofrece “para el bolsillo del caballero o la cartera de la dama”, la solución práctica, fácil y directa a una necesidad puntual. Y como si esto fuera poco, por el precio de una consulta, se lleva extras (gráficos, mapas, estadísticas). Utiliza “(...) algunas formas de representación de los contenidos que pueden incentivar más que otras la construcción de sentido y la mirada”10


Google parece anárquico. Wolfram|Alpha parece positivista, exhibe una idea implícita de prolijidad, “orden y progreso”.


En el campo pedagógico, Wolfram|Alpha serviría más para el “voyeurismo académico” que para un aprendizaje significativo. Con Google puedo abrir varias pestañas y comparar. Con Wolfram|Alpha, hay una “pestaña única”11.


Wolfram|Alpha desprecia las ventajas cognitivas que para el usuario representan la “búsqueda en paralelo, comparar, descartar, buscar elementos que permitan al usuario decidir si la información puede estar bien”12, en aras de la velocidad y cierta precisión.


Pero la gran ventaja de internet es la hipertextualidad, es decir, la posibilidad de vincular distintas páginas web, estableciendo distintos “links” y permitiendo diferentes “lecturas” de una manera no lineal. El hipertexto, por lo tanto, es “un objeto de estudio epistemológico interesante y cognitivamente atractivo desde la perspectiva del conocimiento, especialmente para los educadores”13. “La estructura descentrada y no lineal permite a los estudiantes agregar a su propia información y construir sus propias relaciones”.


Wolfram|Alpha renuncia a la hipertextualidad de manera completa, ofreciendo ciertas facetas de la misma (combinación de texto y gráficos). Ofrece lo mismo que nos daría el manual Kapelusz, pero con otro formato y con algún que otro elemento superfluo14. Deberíamos “entender que los senderos hacia el conocimiento son variados, múltiples e idiosincrásicos, y requieren la incorporación de procesos sistemáticos de descubrimiento, selección, organización y presentación de la información”15.


Entonces, la coexistencia de ambos podría darse en el mismo plano que se está desarrollando la vinculación entre Google y los textos escritos. Podrían ser herramientas complementarias.




Últimas reflexiones


Ahora bien, sean cuales fueran las ventajas y desventajas que cada uno de los buscadores proponga, lo peligroso en el caso de Wolfram|Alpha es el mensaje subliminal antipedagógico: “Tener mucho para buscar es malo. Comparar, tener que validar la información, analizar desde distintas perspectivas... todo eso constituye una inútil pérdida de tiempo. No construya su propio conocimiento: cómprelo hecho. Nosotros nos encargamos por usted”. Esa cuestión de brindar todo rápido, evitándole al usuario la posibilidad de consultar distintas fuentes, descubrir incoherencias, descartar... ¿es un símbolo de la “modernidad líquida”? Zygmunt Bauman pone como ejemplo el caso de “Smucker, una fábrica de comidas rápidas, que presentó no hace mucho una novedad ampliamente aclamada: han quitado la corteza a las rebanadas de pan (...) Según parece, los niños llegaron a considerar que morder el borde más duro de la rebanada de pan era un reto demasiado laborioso para sus mandíbulas”16.


En esa línea, Windows se ha sumado a la movida de crear nuevos buscadores que no impliquen a sus usuarios ese “reto demasiado laborioso” que implica encontrar la información requerida. Hace algunos meses, la compañía de Bill Gates compró Powerset, una compañía que desarrolló una “técnica de búsqueda” distinta a la de Google, y similar a la de Wolfram Alpha. Buscó un nombre que fuera “inocuo” para rebautizar a su criatura, y eligió “Kumo”, que si bien significa “araña” o “nube” en japonés, no representa nada en otros idiomas17. Habrá que ver si, de esta forma, el gigante de Redmond consigue dominar un ámbito (el de las búsquedas de información en la web) en el que solamente obtenía el 9% de participación. La política histórica de Microsoft ha sido: cuando no puede destruir a quienes considera sus competidores (como sucedió con Netscape), compra tecnología ya desarrollada por otros. La respuesta de muchos internautas a este nuevo servicio web, por ahora, ha sido escéptica.


Pero para algunos “expertos de la red” (como Nova Spivack, citado por diario El Mundo de España), la tecnología de Wolfram Alpha podría ser “revulsiva” y “tener el mismo impacto que Google”. “Es como enchufarnos a un gigantesco cerebro electrónico”, sostiene. Ya Isaac Asimov, en uno de sus cuentos (“La última pregunta”), hipotetiza sobre un futuro en el que existiría una enorme supercomputadora que concentraría todo el conocimiento humano acumulado. Sin embargo, cuando (a lo largo de varios siglos) distintos humanos le formulan una pregunta vinculada con la supervivencia de la especie, la respuesta del “gigantesco cerebro electrónico” es “datos insuficientes para una respuesta esclarecedora”.


¿Qué ocurriría (para seguir con esta serie de hipótesis rayanas en la ciencia ficción) si quisiéramos desarrollar una materia o una carrera completa que se pudiese aprobar sólo con Wolfram|Alpha. ¿Sería un profesional completo? ¿Qué capacidades le faltarían al graduado? Un profesional en ciencias económicas (docente o no), orientado hacia una búsqueda específica y puntual (por ejemplo, qué legislación estaba vigente al 02-06 del año anterior) puede verse favorecido por la existencia de Wolfram|Alpha. No creo que su utilidad sea extensiva más allá de este aspecto.


Personalmente, para navegar en la web, prefiero que me enseñen a pescar, y no que me regalen el pescado...




Fuentes consultadas para la elaboración y reelaboración


“Tecnologías Educativas en Tiempos de Internet”


“Los retos de la educación en la modernidad líquida”


Cassin, Bárbara. “Googléame. La segunda misión de los Estados Unidos”.Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, 2008.


“Wolfram Alpha ya se encuentra disponible”. Guilermo Tomoyose. www.lanacion.com.ar, 18-05-09






 

Figuras 1 y 2: Google y Wolfram|Alpha enfrentados a la misma pregunta sobre la existencia de Dios (se formuló en inglés para permitir una comparación homogénea, dado que Wolfram|Alpha no acepta aún preguntas en otro idioma que no sea el de Shakespeare).




 

Figuras 3 y 4: Capturas de pantallas de resultados ofrecidos por Grokker y Hulbee relativas a la pregunta formulada a Google y Wolfram|Alpha...

 

 





1 No me animé a poner “los medios desinformaron, una vez más”. Nota personal de Ariel



2 “El asesino de Google”, tituló Vómito Financiero. Otros títulos: “Combate entre G y WA”.



3 no me animé a poner “el monopolio” o “el monstruo” o “el oligopolio”. Nota personal de Ariel. También opté por el menos conflictivo “estadounidense” en lugar del término “imperialista”



4 Wikipedia



5 TETI, páginas 184-185.



6 lanacion.com, 18-05-09



7 La opinión de esa revista empresarial es predecible: lo dice desde la perspectiva occidental capitalista que convierte al entorno en objetos mensurables, y que cree que “el tiempo es dinero”.



8 Eco, Umberto. Diario Perfil (??/??/??), refiriéndose a Mac y D.O.S., dos sistemas operativos vigentes en esa época. Mientras el segundo sostenía el “libre albedrío” del usuario, y por lo tanto, sería “protestante”, el primero daba todo definido e interpretado, por lo tanto sería “católico”.



9 Búsquedas booleanas: "su nombre es un homenaje al matemático George Boole" y "hace referencia a las relaciones lógicas existentes entre los términos de búsqueda" (FAIHOLC). Es por ello que utilizamos términos como "or", "and" o símbolos como el "+" o el "-" para restringir los campos de búsqueda.


10 T.E.L.A., página 151



11 ¿Es un símbolo del “pensamiento único”?



12 T.E.L.A, pág 139-140.



13 T.E.L.A., pág. 144



14 ¿para qué me sirve saber que desde mi fecha de nacimiento han transcurrido 1711 semanas?



15 TETI, pág. 186.



16 “Los retos de la educación en la modernidad líquida”, Zygmunt Bauman, Gedisa Editorial, Barcelona, España, 2007.



17 Curiosamente, está demasiada cercana a “humo”. ¿Tendrá consistencia la propuesta de Microsoft o se evaporará en el aire?



  1. los subtítulos son un asco
  2. www.wolframalpha.com
  3. ¿está bien utilizado el término aquí?
  4. sus propios creadores lo definen como "computational knowledge engine"
  5. http://www.ojobuscador.com/2009/02/15/kumo-ya-comienza-a-tomar-forma/
     
  6. Existen otros buscadores que también intentan diferenciarse de Google: grokker (www.grokker.com) o hulbee (www.hulbee.com). Ver figuras 3 y 4
  7. insisto: los subtítulos apestan
  8. Para mayores precisiones sobre las características de todos los buscadores mencionados, recurrir a la webgrafía al final del artículo
  9. este es el subtítulo que menos me convence de todos
  10. Una búsqueda realizada el 25-05-09 con Google arrojó 38.400 entradas, y el primer link se referia al artículo sobre el cient´fiico publicado en Wikipedia. En Wolfram Alpha, solo se indicaba fecha y lugar de nacimiento y muerte, además de la función (scientist) y una inútil línea de tiempo que graficaba con una recta su vida, desde 1927 a 2002.
  11. según textualmenteactivo.com" Sin embargo, Google tamporo era fácil, y además de asociarse con "googol" (un uno seguido de 1000 ceros, es decir, un número inconmensurablemente grande) hay toda una serie de juegos de palabras psoibles con el término que identifica al buscador. Ver "Googléame", páginas .... y ....