sábado, 14 de abril de 2007

Zurdicitada

"Las educadoras y educadores de este país tienen mucho que enseñar a los niños y niñas, además de los contenidos (...) Tienen mucho que enseñar por el ejemplo de combate a favor de los cambios fundamentales que necesitamos, de combate contra el autoritarismo y a favor de la democracia" (Paulo Freire, "Cartas a quien pretende enseñar")
Me gustaría haber iniciado esta entrada con algo más grato. Pero la tragedia neuquina reclama reflexión crítica por parte de la sociedad. Nosotros no podemos permanecer al margen. La gravedad del asunto nos obliga a opinar, no sólo como ciudadanos, sino también como profesionales comprometidos y críticos ante una realidad social angustiante.
No olvidemos, como dice Freire, que (aunque esta afirmación sea una obviedad, muchos la siguen descartando y negando) la educación es un acto político.
Que no turbe nuestro juicio la disputa política o el debate legalista acerca de si la responsabilidad es exclusiva de un actor o compartida entre varios de ellos. Son cuestiones conexas a lo fundamental. No perdamos de vista lo esencial: la muerte injusta (aunque no existen "muertes justas") de un trabajador que reclamaba algo básico, que está en la Biblia: justicia e igualdad de derechos, con un mejor reparto de la riqueza.
A 31 años del comienzo de la dictadura más sangrienta y asesina de nuestra historia como nación (con la que muchos colaboraron a través del silencio) no nos callemos y llamemos a las cosas por su nombre, no utilicemos eufemismos: a Carlos Fuentealba lo asesinaron. Las pericias determinaron que el proyectil fue lanzado desde una distancia de entre 3 y 7 metros, y en un ángulo de 90º. El policía Poblete sabía los efectos devastadores de esa forma de disparar. Sobisch sabía que su orden de reprimir podía segar vidas humanas. "Bárbaros, las ideas no se matan", escribió Sarmiento en su exilio.
Nos quisieron injertar el "no te metás", el silencio y el miedo a salir a la calle. Paulo Freire nos invita a "no esconder los temores ni permitir que el miedo nos paralice". Debemos "educar el miedo, gobernarlo, ya que de ahí surgirá la valentía". No naturalicemos el miedo, que no se reinstale la cultura de la muerte.
Floreal Gorini afirmaba que "el camino de la construcción de la utopía se construye de múltiples batallas; la más importante de todas es la batalla cultural". Por eso es que necesitamos, para convertirnos en una sociedad verdaderamente democrática, exigir a los medios de comunicación que dejen de interesarse únicamente en la muerte. Que no esperen un asesinato en Salta para dar a conocer la situación de nuestros hermanos del norte...
Estamos cansados de los intentos de ciertos sectores políticos y económicos de "criminalizar" los reclamos sociales. Estamos cansados de gobiernos que asesinan a personas en lugar de matar el hambre, la carencia de servicios básicos, la corrupción y la injusticia.
La muerte de Pocho Lepratti (otro pobre que osó dotar de voz y conciencia a los más humildes) llevó a León Gieco a preguntar "¿Con qué libros se educó esta bestia con saña y sin alma?"
Basta de "mano dura", basta de "obediencia debida", basta de muerte, basta de violencia en lugar del diálogo y la aceptación del otro.
La sociedad argentina lo gritó hace más de 20 años, pero hay "sordos que no quieren oír" que ya exigimos, como pueblo pacífico y democrático NUNCA MÁS.
Aunque las escenas se repitan, no nos acostumbremos a la muerte, no nos habituemos a contabilizar cadáveres luego de una manifestación, no aceptemos lo ineludible, porque "el mundo no «es» así, el mundo «está siendo» así. Y lo tenemos que cambiar"...
Asesinaron a uno. Quedamos millones...

Nota: este texto estuvo pensado para ser publicado como "solicitada". Para muchos, era "fuerte". Era muy "zurdo". Demasiado comprometedor y comprometido, diría yo. Dice Freire "No me siento infalible. Me sé inacabado. Lo que me irrita es la deslealtad. Es la crítica infundada. Es la falta de ética en las acusaciones". Por eso lo bauticé "zurdicitada"...

domingo, 8 de abril de 2007

Rutas neuquinas

Rutas neuquinas:
La gente los mira pasar y se pregunta quiénes son. Qué hacen esas personas caminando detrás de un camión por el medio de la estepa patagónica.
La gente se pregunta qué habrán hecho para andar bajo el sol, cortando en tajos la tarde y las madrugadas. Qué cosa extraña los lleva a seguir adelante ahora que llueve y se tapan con una larga lona y lo que es más extraño, ríen.
¿De qué se ríen?, ¿ por qué bailan?, ¿por qué el camión lleva la música en lugar de llevarlos a ellos?
Son maestras y maestros que han decidido trasladar al tranquito su protesta, convencidos que esa ruta es la correcta, seguros de estar en este viaje con las cosas necesarias.
Caminan detrás del camión que podría cargarlos, pero en lugar de subir, ellos han puesto otras cosas importantes como la música o el agua, y un micrófono que irán agarrando Chato o Cali desde el que avisarán que el futuro tiene un dulce nombre y que estamos a tiempo.
Van sobre una delgada capa de desierto que recubre apenas un gigantesco inframundo de petróleo.
Recién me doy cuenta: la mayoría de los camiones que cruzan a este otro tan descamionado, son de los que transportan justamente los fluidos del subsuelo.
Van los caminantes armando una rastrillada que se hace pequeña zanja al principio. Pasando las horas los pies se vienen negros, de a poco se van hundiendo en este suelo todo un pozo, hasta quedarse sucios.
Los caminantes son trabajadores de la educación de Neuquén del sindicato Aten, que van sobre un campo de petróleo a pedir que las escuelas puedan funcionar, a exigir escuela pública en condiciones para todos, a pedir salarios dignos.
La gente que conoce a estos gobernantes tiene dudas de que su reclamo sea escuchado, pero comienzan a entender de a poco todo, incluso la risa y la alegría. Estos trabajadores van riendo y cantando porque tienen razón.
Tienen razón.
Merecen que el salario les alcance y caminan sobre la capita de suelo que apenas tapa el petróleo pero no tapa la injusticia.
Como educadores saben que la mejor manera de enseñar es sembrando una pregunta, y ellos todos son una pregunta caminando por el desierto picado de pueblo. Por Cutral Có, del mapuzungún Kitral Có es decir fuego y agua, o petróleo como venga mejor.
En la época del email y los mensajitos por teléfono, para hacer
escuchar un reclamo nada ha cambiado. Las injusticias se avisan caminando como en el choconazo, o saliendo a la ruta como en las puebladas.
Está buena la ruta.
En apenas cinco días recorren los doscientos kilómetros y aunque son 15.000 los compañeros entrando a Neuquén, el gobierno no atiende a la visita, le da vuelta la cara con desprecio y mala educación.
Unos días mas tarde comienzan los piquetes. Entre los viajeros que ven interrumpido su camino hay algunos decididamente solidarios, otros que ponen en marcha sus preguntas sobre este país tan vasto y cruzado de problemas, y otros que no encuentran entre las categorías de pensamiento que manejan, nombre para lo que ven. Estos últimos acomodan la situación hasta convertirla en algo que es para ellos un asunto posible: "ustedes no son profesores", afirma una joven que baja de un auto que parece un ovni, y eligiendo a uno le busca los ojos y dice "vos sos un cabeza que está aquí por un chorizo".
El "cabeza", un profesor de literatura de Zapala, la mira y recuerda de ese libro de Salinger que le gusta leer con sus alumnos, la parte que el profesor se esfuerza por hacer entender algunas cosas al muchacho que lo visita en su casa y que mientras le habla y le habla, el otro que ve desde la ventana el lago congelado piensa: "donde irán los patos en invierno".
El ovni, aunque no se lleve con su raza, espera las dos horas detrás de la barricada de gomas y palos, y levanta vuelo bastante más torpe que el chevrolet 400 cuyos ocupantes chacareros, supieron compartir este mismo rato los mates y el afecto.
Pasó la caminata, pasan los piquetes pero no hay ningún modo de entenderse.
Cuando las maestras y maestros hablan de sus sueños, del lado del gobierno hablan de negocios. Entonces aunque el tema sea el mismo, el tratamiento que le da cada uno los vuelve asuntos diferentes.
Para el gobierno la escuela y la política toda, es una PYME; un boliche que todavía y mientras duren colgados, les dará ganancias.
Vuelven los piquetes, porque el que tiene razón lo asiste la serena convicción y alegría de estar haciendo lo correcto, pero ahora algo en el negocio de los eternos candidatos comienza a romperse y entonces, contra los que caminan y esperan, arrancan los gases y los tiros.

Un proyectil del tamaño de una cartuchera explota contra la cabeza de Carlos Fuentealba, un querido profesor de química que en un segundo desparrama sus conocimientos junto a la alegría de lo bien que van los pibes de tercero, sobre el asfalto de Senillosa.
La radio ahora exagera diciendo que el compañero se debate entre la vida y la muerte, aunque todos sabemos que en un debate se escuchan las dos partes y aquí el proyectil que estalló en el cráneo, tiene la palabra.
Cuando hay un crimen hay un criminal, aunque las responsabilidades intenten disolverse entre voces de mando y obediencias debidas. Otra vez.
Che, Sobisch, asesino, cobarde, ¿Cuántos muertos te parece que hacen falta para que tengas razón de alguna cosa?
La gente que los mira pasar ya sabe quienes son. Los nombres de algunos van a pintar la casa de gobierno pidiendo audiencia a la justicia.
Así como un día apareció escrito el nombre de Teresa, "Teresa
Rodríguez, culpable de estar ahí".

Esto va a ser así todas las veces, todo el tiempo, siempre.

Hasta que haya justicia.

Porque como nos dice Freire reflexionando sobre la fatalidad: las cosas no son así, están así (y las vamos a cambiar).

Rafael Urretabizkaya
Maestro de Neuquén

Fuentealba, presente! (¿podría estar ausente?)

Nunca lo conocí al Pocho. Menos al Carlos. Pero creo que eran leprosos. El primero, aunque sea, por cercanía fonética (Leproso-Lepratti). El otro, tal vez por oposición a otra “Fuente” de distinto color (Fuentealba-Fontanarrosa), pero con el mismo coraje para decir, a su manera, lo que muchos no quieren escuchar.
Los leprosos fueron en un tiempo los discriminados, los marginados, los que espantaban por su sola cercanía. Los canallas: los malnacidos, los inmorales, los inhumanos, deshonrosos. Hoy por hoy, la palabra “leproso” no genera el rechazo de antaño (el término “canalla” conserva su carga negativa).
Vos sos un canalla, Poblete. Vos también, Velásquez. Porque no importa a qué equipo de fútbol alentaban los fines de semana. Son canallas por su actitud, por su manera de ser, por su desprecio a la vida ajena. Por creer que tenían el derecho y la impunidad para silenciar una voz que decía lo que no les gustaba a ustedes ni al sistema que representan. Porque no solamente son dos canallas aislados: son dos canallas, símbolos de un sistema canallesco, inhmano, inmoral, corrupto...
Por eso, aunque no te conocí, Carlos, aquí va mi recuerdo. Sé que eras un leproso de ley, eras un despreciado, un marginado. Un docente pobre en una provincia rica, generando conciencia y tratando que los más pobres entre los pobres tengan lo mínimo imprescindible para considerarse humanos: dignidad. Por eso, para mí sos un leproso, Pocho (otro pobre en otra provincia rica): porque abandonaste el seminario asfixiado por paredes de silencio, porque te fuiste a vivir con los realmente sencillos, y te callaron de un balazo canalla en la garganta que alentaba a los más humildes, también a ganarse el pedacito de cielo que se merecían aquí en la tierra.
Porque mi vida actual es cobarde. Porque yo no tuve el coraje para hacer lo que hicieron ustedes. Porque hoy tengo que rendirles tributo una vez muertos. Porque no podré abrazarlos para agradecerles su valentía. Porque, a su manera, y más allá de ideologías políticas, levantaron las banderas rojinegras de la revolución. Esa revolución que tenemos que hacer todos los días, pequeña y cotidiana, para que los que más necesitan dejen de necesitar, dejen de sentirse humillados, leprosos, marginados...
Murieron a causa de Sobisch, de Reutemann... y de todos los canallas que se atrevieron a imponernos un recetario neoliberal repudiable y contrario a la ley de Dios. Por eso tuvieron que matarlos, porque reclamaban lo que está en la Biblia: que cada uno tenga lo que le corresponde, como hijo de Dios. Que no haya unos pocos que tengan mucho y otros muchos que tengan poco. Que no haya canalladas...
Neoliberales canallas: Dejen de matarnos, por favor. Sólo logran enaltecer a los héroes que ofrendan la vida.
“Solo le pido a Dios que desaparezcan para siempre los canallas”.

jueves, 5 de abril de 2007

¡Basta de obediencia debida!

¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar a "fieles cumplidores de su deber"? ¿Hasta cuándo la indignación y el justo reclamo popular van a tener como respuesta la violencia? ¿Cuándo será el día que los "agentes del orden" comiencen a obedecer solamente las órdenes justas, las que no estén reñidas con la moral? ¿Por qué tenemos que soportar estos casos de "gatillo fácil"? ¿Por qué los docentes (los luchadores, los trabajadores, los pobres...) somos los destinatarios de esta manera de hacer política? Y además... ¿se acuerdan que Sobisch -gobernador de Neuquén- quiere ser candidato a presidente? ¿Así va a solucionar los conflictos?
¡Viva la lucha docente! Desde Rosario, los acompañamos y repudiamos los asesinatos de la policía y la clase política neuquina, que se silencian ante el dolor del pueblo! ¡Basta de políticas neoliberales! ¡Por una verdadera dirigencia política que trabaje con el pueblo, para el pueblo, junto al pueblo!
¡No abandonen su lucha, hermanos neuquinos! Aquí estaremos, acompañándolos y denunciando los atropellos que sufran. Seguiremos... ¡hasta la victoria, siempre!
los hechos descarnados
Ayer, Teresa Rodríguez. Hoy, Carlos Fuentealba. Manaña ¿vos?

martes, 3 de abril de 2007

Replantear ITC




Introducción

El trabajo elaborado por Tua Pereda, utilizado como material de estudio (“Lecturas de teoría e investigación contable”) tiene un elevado nivel técnico y está dirigido específicamente a un público especializado, que domina el lenguaje contable. A todo esto hay que sumarle las particularidades del idioma castellano, con sus numerosas variantes y modismos (inclusive en el ámbito técnico ), que incorporan una complejidad adicional a la hora de interpretar un escrito.
Esas características lo tornan un texto no del todo aprovechable para un curso introductorio a la teoría contable desarrollado en la Argentina. Pero a la vez, otra restricción presente hace que, si bien el texto bajo análisis no es de fácil lectura, tampoco es simple encontrar otros autores que desarrollen la temática establecida. Por ello, como un desafío personal, profesional, docente (basándome en los objetivos de aprendizaje de la materia, que plantean entre otras cosas, “que el alumno ... diferencie entre teoría general contable y sistemas de información contable” ), intentaré una "transposición didáctica", reelaborando o reescribiendo el texto tuaperediano, intentando no dejar en el camino la riqueza conceptual del autor español. Agregaré, porque no concibo otra forma de "reescritura" sino la que involucra activamente al "lector-escritor", aportes personales frutos de la (pequeña) experiencia construida en el recorrido por los pasillos universitarios.
Será una forma de incrementar el patrimonio cultural del campo contable, y una forma de agradecer a la institución (y a los integrantes de la misma) que colaboró (colaboraron) en mi formación .
Además, tomando en consideración que nuestros alumnos son, en su mayoría, jóvenes de 17 ó 18 años (ya formados en la "cibercultura" posmoderna de fines del siglo XX y principios del XXI), trataré de aprovechar las ventajas de la misma, utilizando gráficos y otros elementos que le otorguen dinamismo al análisis del arduo terreno explorado por el contador español. Al "rearmar" el texto, también buscaré integrarlo al contexto dentro del cual debe ser interpretado (el programa de la materia), efectuando referencias a temas vinculados (aunque se encuentren en otras unidades del programa).
Conectado con lo expresado en el párrafo anterior, sería incoherente sostener la pretensión de "armar un texto para alumnos" sin contar con el apoyo o la mirada de estos últimos. Por lo tanto, he tratado de colectar ideas e interpretaciones de ex alumnos de ITC. De esta forma, no solamente he intentado incorporar "objetividad" en el trabajo sino además efectuar un pantallazo acerca de la forma en que los alumnos interpretan el material que la cátedra le suministra. El aprendizaje es un proceso que se construye, no se agota en lo que hace o dice el docente. Hay que poner en práctica el "mandar obedeciendo": los docentes somos instrumentos, conductores del proceso; somos guías. Nuestra tarea no puede dejar de desarrollarse en el marco de la "brecha", la asimetría existente entre nosotros y los estudiantes, pero ello no implica descartar las necesidades que presentan y los aportes que estos últimos puedan efectuar.
Por todo esto, y tomando como apoyo los objetivos actitudinales y procedimentales establecidos en el programa de la materia, es que me atrevo a proponer a la cátedra la creación de un “texto abierto”: si consideran que este material es útil a los fines de la asignatura, dejémoslo en Internet, disponible para ser “bajado” por los alumnos desde la página de la Facultad .
Aprovechemos así el potencial que la Red nos ofrece, pero sin dejarnos subyugar por “cantos de sirena”. Tal como plantea Guevel , “la relación pedagógica, tradicionalmente pensada como constituida entre el conocimiento, el docente y el alumno dentro de un contexto institucional, podría verse modificada por la introducción de “otro término” de esa relación” (refiriéndose a las nuevas tecnologías).
Utilicemos la tecnología, pero con espíritu crítico. No nos quedemos simplemente con la idea de que “los chicos no estudian” o “leen pero no entienden” . Démosle a los estudiantes la posibilidad de “corregir” o “ampliar” el texto: que vuelquen sus sugerencias, sus comentarios. Evaluemos periódicamente qué aspectos no han quedado comprendidos o asimilados de la manera que esperábamos. Propongamos la búsqueda de material alternativo, suministremos links a otras páginas para que puedan “adquirir habilidad para la consulta bibliográfica” y sean capaces de “comprender (profundizar la información) y sintetizar (establecer relaciones globales entre diferentes contenidos o grupos de contenidos)”. Creo que ese es el verdadero aporte que podemos hacer para colaborar en el proceso de construcción del conocimiento de nuestros estudiantes.

Desarrollo
Una primera aproximación a la idea de "paradigma" podría ser....”el conjunto de elementos (ideas, valores, técnicas) prevalecientes y compartidos en una comunidad científica dada, en un momento histórico determinado”. Podemos entenderlo también como un conjunto de supuestos generales sobre las actividades y procesos que se desarrollan en un campo de estudio, y los métodos apropiados para investigar los problemas y construir las teorías.
Hablar de “paradigmas” es referirse a ideas consolidadas y depuradas con el paso del tiempo.
La evolución de la disciplina contable ha atravesado varias "etapas" o fases, que Tua Pereda califica como "paradigmas" . Al diferenciarlas, haremos hincapié en los objetivos o propósitos atribuidos a la contabilidad.
Consideremos que hablar de “desarrollo paradigmático de la contabilidad” no solamente no es sencillo por la ambigüedad que la terminología presenta, sino que además es conflictivo dadas las diversas áreas que pueden catalogarse como “contables” y que no han seguido un derrotero único.
Así, ya hay indicios de “contabilidad nacional” en 1622 en Inglaterra (antes aún del nacimiento de la economía como ciencia) y la contabilidad pública o gubernamental adopta líneas de comportamiento propias que difieran en tiempo, espacio y conceptualización, de las que rigieron la contabilidad patrimonial .
Dado que el área más desarrollada es la de contabilidad patrimonial, resulta más fácil encontrar elementos históricos que hablen acerca de los cambios acontecidos en este campo, mientras que la historia de las “otras contabilidades” continúa todavía inexplorada en parte.
En una primera etapa histórica ("primer paradigma") podemos considerar que el propósito de la contabilidad es el registro con una finalidad legalista. En un segundo período, se persigue la medición del beneficio y la situación patrimonial, con influencia de la ciencia económica. Finalmente, la última fase bajo análisis considerará que la principal tarea de la contabilidad es el suministro de información para aquella persona que la utilizará para tomar sus propias decisiones.
Se hace necesario previamente explicitar ciertas limitaciones del análisis, antes de continuar adelante:
 En líneas generales, se siguen los argumentos de Jorge Tua Pereda en su libro mencionado;
 La postura de este autor tiene dos falencias:
1. Acotar la evolución paradigmática de la contabilidad geográficamente y en el terreno del discurso contable: queda restringido a los cambios ocurridos en un fragmento de la contabilidad (la patrimonial, aunque realiza leves alusiones a otras contabilidades), y acontecidos en Europa y Estados Unidos (etnocentrismo)
2. Carecer de un enfoque sistémico, dado que los fenómenos sociales (según Bunge) poseen una dimensión ambiental, económica, política, biopsicológica y cultural .
 Hay que aclarar además que esta "división" de la evolución contable en “épocas” tiene un objetivo clarificador, pero en la realidad no resulta tan sencillo identificar los "momentos de quiebre". Los objetivos de una etapa no son completamente abandonados cuando se ingresa en la siguiente: hoy por hoy, sigue siendo importante el registro de la información contable, aunque no sea el propósito fundamental de la disciplina.
El peligro del etnocentrismo tiene que ver con analizar los fenómenos únicamente desde la visión occidental, como si todos los avances contables se produjeran en el reducido ámbito que concentra a Europa y Estados Unidos.
A título de ejemplo, China y el sudeste asiático presentaban en el siglo XVIII un desarrollo económico y humano superior al europeo. En 1750 la producción de Asia (sin considerar a Japón) representaba el 70% del total mundial . Una hipótesis de trabajo interesante tiene que ver con los sistemas que utilizarían para administrar y controlar esas estructura socioeconómicas. ¿Estarían los chinos (y restantes países asiáticos) imbuidos por el paradigma legalista, o existirían otros? ¿Habría autores contables, una doctrina asiática? Son preguntas cuyas respuestas quizá exceden el marco de un curso introductorio a la teoría contable, pero es necesario comenzar a conocerlas y formularlas desde el principio de nuestra formación como profesionales en ciencias económicas...
Sin embargo, retomando el análisis histórico y asumiendo lo expresado por Canibaño, podríamos pensar que, aproximadamente a partir de la I Guerra Mundial se produce el primer "corte", pasando la contabilidad de una orientación legalista y con funciones de registro, a otro enfoque en donde prevalece la visión económica.
En esta segunda etapa, la contabilidad persigue la búsqueda (sin abandonar el registro, como hemos dicho párrafos antes) de una "verdad única". Se intenta calcular el beneficio, determinar la situación patrimonial, sin importar quién la recibe y por qué. Para desarrollarse, la contabilidad se nutrió de conceptos económicos (microeconómicos, más precisamente).
El cambio paradigmático también implicó un cambio metodológico. Es decir, no solamente se modificó la "idea fundamental", la "idea orientadora" de la disciplina, sino que también varió la forma en que se intentó acceder al conocimiento. Dice Tua Pereda que uno de los rasgos distintivos de este enfoque es "la utilización del método deductivo". Además, se buscó sustento en conceptos económicos como renta, valor y riqueza. Se creía que, a través del apoyo que brindaba la ciencia económica, se podría alcanzar una "verdad contable única", independientemente de las personas a las que fuera destinada. Parecería como si hubiese una única manera de medir y representar la realidad patrimonial y el objetivo de la contabilidad pasara por allí, por obtener el "santo grial" de la "información perfecta". Podemos aventurar la hipótesis de una contabilidad influenciada tardíamente por la Modernidad.
Esta “unicidad” no es propiedad exclusiva del campo contable. La modernidad (ese período sociocultural que, según Esther Díaz, arranca en el siglo XVI) presentan rasgos que moldean el campo de lo contable:
 La fe en el futuro, la idea del progreso continuo (tomada fundamentalmente del positivismo) ;
 La búsqueda, a través de la ciencia de una verdad única, racional e inmutable (esta idea se mantiene hoy en día, por ejemplo, en el neopatrimonialismo brasilero);
 Esa persecución de “lo verdadero”, también implicaba una cierta neutralidad y objetividad del observador.
Otra derivación de esta concepción tiene que ver con la manera en que los distintos sistemas contables eran interpretados a la luz de la búsqueda de la "verdad contable única": si lo que hay que conseguir es una única manera de presentar la realidad de un patrimonio y sus variaciones, entonces poco importa no solamente quién "lee" esa información, sino que tampoco interesa demasiado cómo está estructurado el sistema que la genera (es decir, el conjunto de elementos materiales, humanos e inmateriales que posibilitan la elaboración de dicha información).
Cuando hablamos de investigación, podemos trabajar con dos enfoques o métodos: el deductivo o el inductivo.
 Inductivo: Cuando a partir de hechos concretos, se formulan generalizaciones y principios que sirvan de fundamento a lo práctico.
 En la deducción, se parte de premisas generales, para llegar a la formulación de principios que se relacionan con la práctica.
Tampoco (siguiendo a Tua Pereda) se consideraría tan importante la investigación empírica, poniéndose mayor énfasis en la regulación (esto es, el establecimiento de reglas y pautas que posibiliten obtener esa "verdad única"). Pero ello no quiere decir que la actividad contable se redujese someramente a eso, dado que "floreció la investigación a priori" , motivada por "los deseos de indagar sobre la mejor manera de medir la renta y la situación económica".
Sin embargo, fue la misma investigación a priori la que sentó las bases para el surgimiento del tercer (y hasta ahora, último) de los paradigmas que analizaremos: el de la utilidad del usuario.
Redondeando...

Características del paradigma de la verdad contable única
Usuario no identificado con claridad
Foco puesto en... medición del beneficio y el patrimonio
Objetivo Verdad contable única
Características del paradigma legalista

Usuario Propietario
Foco puesto en... Exposición de activos y pasivos

Objetivo Veracidad (respaldo legal)
El paradigma de utilidad
Con la aparición de esta etapa, se sustituye la búsqueda de una verdad única por una verdad orientada al usuario, que le proporcione la mayor utilidad posible a la hora de tomar decisiones. Esto hace que el criterio más importante a la hora de evaluar la calidad de esa información pase a ser el de relevancia, destronando a la verificabilidad y la objetividad (que, pese a ello, continúan siendo significativos).
Esta nueva orientación habría comenzado a gestarse en el siglo XX, a finales de la década del 20 y principios de la del 30. Entre los hechos más destacables que pudieron actuar como desencadenantes del cambio, están la Gran Depresión (el jueves negro de octubre de 1929 en la Bolsa de Nueva York) y sus consecuencias inmediatas (las reformas organizativas y legales en los mercados bursátiles estadounidenses). La atención, a partir de entonces, comienza a centrarse en los usuarios de la información contable. No se trata ya de medir en abstracto unos hechos pasados, en búsqueda de un concepto único y autosuficiente de veracidad económica, sino de medir e informar con una finalidad concreta: la toma de decisiones .
Pero es necesario aclarar que este paradigma cobra fuerza recién tres décadas después. Los hechos históricos mencionados en el párrafo anterior actuaron como precedentes, pero las implicaciones permanecieron larvadas y tardaron en surgir a la luz. Si bien existieron autores que identificaron distintos tipos de usuarios, no se encuentran profundizaciones teóricas que se planteen elaborar información diferenciada.
Esta concepción utilitarista recibe impulso definitivo, de acuerdo a muchos autores, a través de Staubus, que afirmó que "el principal objetivo de la Contabilidad es suministrar información económica, de carácter cuantitativo, que resulte útil en la toma de decisiones" .
En la segunda mitad de la década de 1960 se producen avances que consolidan esta postura: por ejemplo, el australiano Richard Mattessich (1966) establece en su teoría una síntesis del paradigma de utilidad, afirmando que "existen unos objetivos específicos o necesidades de información dadas, que deben ser cubiertas por un sistema contable concreto; la elección de reglas contables depende del propósito o necesidad".
También la American Accounting Association evoluciona hacia el paradigma de utilidad, cuando define a la contabilidad como el proceso de identificar, medir y comunicar la información económica, que permite juicios y decisiones informados a sus usuarios.

De este modo, el usuario se convierte en el determinante de la información a incluir en los estados contables. El contenido de éstos se establece a partir de los posibles requerimientos de sus destinatarios. La información más relevante (dice Sterling) es la que contiene un mayor potencial con respecto al suministro de datos necesarios para el decisor. La contabilidad abandona los “aires de grandeza” que le había inculcado la modernidad, y adopta características de lo que se llamaría “posmodernidad”.
Características del paradigma de la utilidad del usuario
Usuario múltiples (Estado, inversionistas, accionistas, empleados)
Foco puesto en... suministrar información útil para los distintos usuarios
Objetivo Toma de decisiones
Con la modernidad, el único campo que le quedaba a la contabilidad para situarse era el de la ciencia, que buscaba la verdad objetiva (desde el campo moral se perseguía el deber, y a través del arte se buscaba la belleza).
“El discurso de la modernidad se refiere a leyes (científicas) universales que constituyen y explican la realidad. El discurso de la posmodernidad, en cambio, sostiene que sólo puede haber consensos parciales, (...) paradigmas inconmensurables entre sí”, dice Esther Díaz ..
“En el área de la ciencia y la técnica, la conmoción se comienza a producir en la segunda mitad del siglo XIX y continúa hasta nuestros días ”. Curiosamente, es el momento en que la disciplina contable comienza a buscar su fortaleza científica. Es entre mediados y finales del siglo XIX cuando podemos ubicar el inicio del “período científico crítico” de la contabilidad patrimonial. Paradójicamente, cuando se comienzan a poner en cuestión los ideales modernos y se empieza a desarrollar lo “posmoderno”... ¡a la contabilidad se le da por volverse “moderna”!
Para el posmoderno, no existen verdades únicas, eternas e inalterables, sino verdades útiles, es decir, verdades aplicables y que sirven en un marco dado, con validez limitada en tiempo y espacio: “la verdad es una construcción histórico cultural”, afirma Esther Díaz para sintetizar esta postura .
Algunos intentos “formalizadores” a nivel sudamericano se hacen presentes en la historia a partir de la década de los 60 (del siglo XX). Es decir, cuando la contabilidad estaba por cumplir un siglo de “teorizaciones” (con sus marchas y contramarchas, con sus errores y titubeos metodológicos), esta fracción del Tercer Mundo comenzaba a dar sus vacilantes primeros pasos en tal sentido. Y también a contramano de la historia, cuando el paradigma utilitarista consoldaba su postura, en Sudamérica se intenta afianzar una idea más cercana a la medición del beneficio.
En 1969, la VII Conferencia Interamericana de Contabilidad (CIC) desarrollada en Mar del Plata paría los “Principios Contables Generalmente Aceptados” (PCGA). Se trata de un esbozo de contar con un cuerpo común de conceptos básicos. Eran, en el mejor de los casos, un conjunto de ideas elementales, sin demostración empírica y más que nada, “corporizaciones” de las prácticas establecidas (de allí la calificación de “Generalmente Aceptados”). “Ente”, “empresa en marcha”, “valuación al costo” o “prudencia” eran algunos integrantes de esta lista heterogénea de “principios”.
Estructuralmente, los “Principios” surgían luego de un proceso como este:
• las CIC eran reuniones de contadores que se efectuaban una vez cada dos o tres años en algún lugar distinto de América (por lo general, curiosamente se elegían ámbitos turísticos)
• en ellas, los contadores que estuvieran interesados presentaban trabajos vinculados con las temáticas que se trataban. Comúnmente, dichos trabajos estaban basados en la experiencia personal o académica de cada profesional;
• las ponencias eran observadas y debatidas durante dos o tres días (el tiempo máximo de duración de las CIC); también era normal que se trabajara en comisiones (es decir, no todos los profesionales leían todos los trabajos presentados, y no necesariamente conocían en profundidad los temas tratados);
• luego de ese escaso intercambio intelectual, se elaboraban las “conclusiones” de las CIC, entre las que se incluían las sugerencias de pautas a seguir en el ejercicio profesional.
De lo anterior se puede intuir el escaso valor científico que tales “aportes” podían tener... En posteriores reuniones inteeramericanas, el concepto de PCGA se fue modificando, y la terminología se fue puliendo. Hoy por hoy, se utiliza con mayor asiduidad la expresión “normas contables” en lugar de “principios” (excepto en ciertos ordenamientos jurídicos que continúan hablando de “PCGA”).
Un ejemplo de la influencia del paradigma de utilidad sobre la “escuela latinoamericana” está dado por el trabajo “Replanteo de la técnica contable”, de Slosse, Urriza, Lattuca y otros (1980). Representa un caso interesante de enfoque interdisciplinario, puesto allí, con el apoyo de otras ciencias (lingüística, comunicación, economía, administración) se intentan precisar las bases (atributos, requisitos, propiedades) que debe tener la información contable a suministrar . Con posterioridad, fue calificado por la FACPCE como “el esfuerzo de investigación interdisciplinaria más importante en los últimos tiempos”.

Consecuencias de la adopción del paradigma de utilidad
Tal como hemos sostenido previamente, los paradigmas contables no se "fagocitan", no desaparecen por completo al gestarse uno nuevo. Muchas veces comparten espacio, tiempo y elementos de los sistemas vigentes. En ocasiones la transición es lenta, y en otras oportunidades, el cambio es más brusco y notable. (No olvidemos que todo el proceso de cambio paradigmático se desarrolla en “apenas” 100 años). El impacto de la “posmodernidad”, que comienza a surgir en el siglo XIX, llega a la contabilidad recién en la segunda mitad del siglo XX. Las consecuencias de la adopción del paradigma de utilidad son numerosas y han posibilitado un mayor desarrollo de la disciplina contable . Enunciaremos algunas a continuación.
Por un lado, si no existe ya una "verdad contable única a buscar", sino que puede haber "más de una verdad", eso implicaría que debemos:
 Pensar en distintos usuarios, cada uno con su "verdad" particular;
 Discutir acerca de los objetivos de la información contable, ya que no estamos en presencia de una única meta a alcanzar;
 Multiplicar la calidad y cantidad de información suministrada;
 Modificar las normas que regulan la actividad contable;
 Replantearnos acerca de la naturaleza de nuestra disciplina: ¿se trata de una actividad meramente técnica, es tecnológica o podemos aspirar al status científico?
 Pero por sobre todas las cosas, si hay "más de una verdad", si hay que apuntar a la necesidad del usuario, ello obliga imperiosamente a desarrollar una actitud de búsqueda y constatación empírica.
El enfoque utilitarista lleva a que progresivamente:
 Se amplíe el círculo de interesados en la información contable
 Se le preste más atención a los integrantes del dicho círculo
Un ejemplo claro de la evolución y ampliación del concepto de usuario está dada por los distintos pronunciamientos de la American Accounting Association (AAA) :

Como vemos, el concepto va englobando cada vez más potenciales usuarios. Las preguntas que podríamos hacernos en este punto son dos:
1. ¿Esta ampliación es la resultante de un proceso de indagación sobre la realidad?
2. ¿Verdaderamente los usuarios mencionados hacen uso de la información contable expuesta por los entes?
Con respecto a la primera pregunta, desarrollaremos más profundamente una posible respuesta párrafos más adelante, cuando analicemos la influencia de la adopción del paradigma de utilidad en los procesos de investigación contable. Por otro lado, la segunda pregunta no es fácil de responder, ya que depende de las múltiples relaciones que se establecen entre emisor y receptor de la información.
La normativa argentina también fue receptando a lo largo del tiempo esta evolución y ampliación (la RT 10, ya derogada y luego la RT 16 reconocen una amplia gama de usuarios, entre los que mencionan al Estado, a los potenciales inversores, los propios trabajadores del ente, proveedores, clientes...) pero con una particularidad: al comienzo del siglo XXI (más específicamente, al terminar el siglo XX) el concepto (por lo menos, el contenido en las normas) sufre una “involución” y se “restringe”, dado que, si bien se sigue considerando que existen múltiples usuarios, la normativa en vigencia (RT 16) establece que la información contable emitida por las empresas debe tener como punto de referencia a los llamados “usuarios tipo”, que son los inversores y acreedores.
Además, podemos ver cómo la realidad de cada región o país va marcando la concepción que se tiene de lo que se considera “contable”. Mientras que en la Argentina suponemos normal (o por lo menos, factible) que el Estado pueda recurrir a la información contable de las empresas privadas para fijar precios, los pronunciamientos de la Asociación Estadounidense de Contadores apenas lo mencionan. Por otra parte, como lo expresa Tua, “la regulación norteamericana se orienta principalmente a la protección del inversor bursátil, relegando a un nivel jerárquico inferior las necesidades de los restantes usuarios”. Al contrario (sigue detallando el autor español) los pronunciamientos europeos (sobre todo, los posteriores a la 2º Guerra Mundial) poseen un tinte más social y podrían evidenciar “el propósito de tratar equitativamente a todos los usuarios”.
Con la multiplicación en la cantidad de usuarios, se hace necesario discutir los posibles objetivos de la información contable. Si ya no estamos en presencia de una única necesidad prioritaria, tendremos que preguntarnos qué necesidades de información tienen los usuarios. Y si no hay un único beneficio a determinar, habrá que ver cuál de todos los posibles beneficios es más adecuado y por qué.
El paso del paradigma legalista al paradigma de la verdad contable única había provocado un desplazamiento en la vinculación de la contabilidad con otras ciencias. Si pudiésemos simplificar excesivamente las relaciones entre otras disciplinas y la que nos ocupa, podríamos decir que en un primer momento tienen relevancia aspectos procedimentales y legales (primer paradigma) mientras que el segundo exige un “corrimiento” hacia la economía. El surgimiento y consolidación del paradigma de utilidad del usuario va a exigir la incorporación de conocimientos de otras áreas normalmente ajenas al campo contable (sociología, psicología).
No es raro descubrir que una de las primeras “escuelas” contables tiene relación con los aspectos jurídicos de las relaciones humanas. Para un capitalismo que va guiando el desarrollo contable, es necesario consolidar la idea de los derechos de propiedad. Pero con el paso del tiempo, el caracter “absoluto” de los derechos de propiedad va cediendo lugar. Cuando la injerencia del Estado va restando espacio a los “derechos individuales” y van tomando fuerza los “derechos colectivos o sociales” van surgiendo nuevas interpretaciones contables.
Explica Tua que “a medida que se desarrolla el paradigma de utilidad, la determinación de los objetivos de la información contable cobra creciente importancia hasta convertirse (...) en el argumento principal para la elaboración de reglas concretas para la práctica” .
Distintos informes elaborados por organismos profesionales ponen de relieve las exigencias que deben satisfacer los estados contables (en el Anexo I se observan algunos informes seleccionados).
Por ello también se hace necesario especificar con la mayor claridad posible los requisitos de la información contable. Discutir acerca de qué parámetros deberían seguirse para garantizar la utilidad de la información comienza a tornarse importante.
La American Accounting Association expresa en un documento de 1966 que, al definir los requisitos, el criterio principal es la utilidad de la información, determinada desde el punto de vista de los usuarios. Pero, en ocasiones, estos no están en condiciones de precisar la información que les es más útil, por lo que deben ser los profesionales los que cumplan con esa tarea. Este argumento, muchas veces, ha servido para mantener prácticas contables sin sustento científico.
El documento mencionado de la AAA hace referencia a 4 requisitos básicos: relevancia, verificabilidad, insesgabilidad (o imparcialidad) y cuantificabilidad. Pero no son los únicos que deberían cumplirse. Existirían otros requisitos “colaterales” o subsidiarios, que serían necesarios para cumplir los principales (confiabilidad, significación, homogeneidad, consistencia, comparabilidad, etc). Otros informes toman también el tema de los requisitos de la información contable como un elemento necesario a la hora de definir los objetivos de los informes contables (Informe Trueblood, pronunciamientos de la Asociación Española de Contabilidad y Economía). En la Argentina, la normativa vigente (RT 16, “Marco Conceptual...”) establece 10 requisitos y 2 restricciones (ver Anexo II), ordenados jerárquicamente.
Todos estos aspectos fueron conjugándose con el paso del tiempo para que el caudal de datos se fuera incrementando, para dar respuesta a mayores necesidades de un mayor número de usuarios. A pesar de los aspectos positivos, Tua reconoce que “poco se sabe, con fundamento empírico debidamente contrastado, acerca de las necesidades de los usuarios y de la información que utilizan en sus modelos decisorios” .
Aún así, se ha dado un proceso de incremento del volumen de información suministrada: no solamente se aumenta la dimensión de los informes tradicionales (estado de situación patrimonial, estado de resultados) sino que además se comienzan a difundir otros “estados” y técnicas no tradicionales.
Nuevas técnicas:
Costeo basado en actividades
Tablero de control
Mayor complejidad de los Estados contables
• Intermedios
• Proyectados
Nuevos estados:
• origen y aplicación de fondos
• valor agregado
Nueva información:
• por segmentos de negocios


De la mano de estos cambios, han visto también desarrollado su ámbito de aplicación otros segmentos contables (por ejemplo, contabilidad gerencial o contabilidad social).
Se ha dado un “trasvasamiento”, un corrimiento de los límites de los segmentos. Determinados informes que hasta hace algunos años podían formar parte del ámbito del segmento gerencial , hoy forman parte del patrimonial.
Los segmentos contables no son “compartimentos estancos”. Este último aspecto es relevante, puesto que muestra la interdependencia entre la modificación del ámbito contable y el contexto. Las ideas de “Responsabilidad Social Empresaria” (RSE), han hecho mella en la contabilidad.
En términos simples, podemos describir a la RSE como el grado de compromiso de una entidad con la comunidad. Es decir, la empresa ya no debe entenderse únicamente como una conjunción de factores económicos con el objetivo de obtener beneficios. John Maynard Keynes, en la década del 20 en el siglo XX, había sostenido “el negocio de una empresa es hacer mejores negocios”.
Pero hoy por hoy, quien administra recursos debe responder no solamente a inversores y propietarios, sino a la comunidad en general. Aspectos como el trato al personal, la calidad de vida de los empleados, el cuidado del medio ambiente o el comportamiento ético en los negocios son analizados desde una óptica no solamente económica o financiera, sino también social.
Existen incluso instituciones internacionales, como la SAI (Social Accountability International) que han establecido “normas de responsabilidad social empresaria” que otorgan una especie de “sello de calidad” a quien las cumple. El riesgo es que la RSE se convierta simplemente en una moda, o una “etiqueta” que permite obtener nuevos negocios, sin efectuar una verdadera mutación conceptual.
Debido al incremento de la actividad y su interconexión con otros ámbitos del conocimiento, han resurgido los debates acerca de la naturaleza científica de nuestra disciplina. Existen autores que plantean la hipótesis de la existencia de un cuerpo común a todos los sistemas contables, aplicable en distintos ámbitos, y que podría merecer el nombre de “Teoría Contable”. Para otros, más pragmáticos, la contabilidad es un conjunto de reglas que apuntan a la satisfacción de necesidades de información, con lo que intentar descubrir una “teoría contable” es tan innecesaria como la búsqueda de la piedra filosofal.
Una Teoría General Contable es un conjunto de hipótesis sobre lo que tienen en común todos los sistemas contables. Sirve para explicarla, para descartar sistemas que no son contables, para desarrollar otros que sí lo son y para predecir el comportamiento de los sistemas contables (Tua Pereda).

Para Tua, la posibilidad de establecer una distinción entre la “Teoría General Contable” y las “aplicaciones de la Teoría Contable” es consecuencia de la adopción del paradigma de utilidad. El razonamiento que él sigue es:
• si hay distintos usuarios, hay distintas necesidades
• si hay distintas necesidades, habrá distintos objetivos. Y las pautas a cumplir para alcanzar un objetivo serán válidas en la medida que sean útiles (verdad relativa)
• si hay diferentes objetivos, se construirán “tantos sistemas contables como objetivos”
• por lo que, al existir tal diversidad de sistemas contables, parece imposible “«encerrar» todo el cuerpo de conocimientos contables en una sola formulación, omnicomprensiva de todos los sistemas contables” .
Así, Tua Pereda llega a la conclusión que existen dos ámbitos de actuación en la epistemología contable:
• el “cognoscitivo”, el que está impulsado a “conocer”, que generaliza y formaliza los conocimientos. Es la parte de la epistemología que “construye” la teoría general
• el “teleológico” que trata de derivar, a partir de la teoría general, reglas concretas para la acción. Es decir, es el área que permite el armado de sistemas contables específicos.
Pero esta “Teoría Contable” , si bien resulta atractiva desde el punto de vista del conocimiento, requiere un esfuerzo de investigación significativo. Hasta el momento, los avances no han sido del todo satisfactorios. ¿Qué integra esta teoría general? Es decir, ¿qué elementos no pueden faltar en ningún sistema contable? ¿La partida doble? ¿La cuantificación? Tua arriesga algunos que le parecen “indiscutibles”: el principio de dualidad (partida doble), el sistema de numeración, los objetos que circulan, los sujetos que interactúan con esos objetos, las relaciones entre ellos...
La exigua lista de Tua es cuestionable: ¿es el principio de dualidad aplicable al segmento social de la contabilidad, por ejemplo? ¿O es que el segmento social no es “contable”? La investigación en cuanto a la segmentación contable, y la serie de hipótesis que pueden llevarnos a conformar esta “teoría general” tiene aún mucho camino por recorrer.
Inclusive, corremos el riesgo de terminar llamando “Teoría” a cualquier cosa. Mario Bunge, en “Las ciencias sociales en debate”, indica “(...) en las ciencias menos avanzadas, la palabra «teoría» se usa a menudo para designar (...) una descripción e incluso una opinión”. Para este filósofo argentino, una teoría científica es un sistema hipotético deductivo, es decir, un conjunto básico de tesis -refutables- que procura adecuarse a una clase de hechos” .
Estamos “en pañales” en cuanto a la teorización. Otras ciencias sociales han avanzado significativamente en este aspecto. En el presente contable, tendríamos un conjunto más o menos estable de elementos comunes a todos los sistemas contables. ¿Alcanza eso para armar una “teoría”? Y aún más ¿no estaremos desperdiciando recursos? ¿No habremos errado el camino (como los alquimistas, que perseguían la piedra filosofal que convirtiese todo en oro, o los positivistas del siglo XIX, que buscaban la gran disciplina científica que aglutinase a todas las ciencias)? ¿Existe la teoría contable o es solamente una expresión de deseos? ¿Hay un ordenamiento lógico de conceptos racionales, hay sistemas de ideas, hay postulados verificables y combinables de acuerdo a un conjunto de reglas lógicas con el fin de producir ideas nuevas, o solamente tenemos elementos dispersos cuyo uso y repetición nacen de la consolidación de las costumbres?
Los esfuerzos por configurar un “marco teórico científico” ¿fructificarán algún día o estamos depositando demasiadas esperanzas en el futuro? ¿Descubriremos, gracias al avance científico, las conexiones entre los distintos elementos o esas relaciones directamente no existen? García Casella y sus seguidores son optimistas: “Esta disciplina se ha especializado en una parte del discurso contable, que se ha ido ampliando con el correr del tiempo, y que a medida que la investigación avanza, se sistematiza y generaliza. Por esta razón, de continuar en este sentido, es factible y no muy lejano el desafío de integrar sus conocimientos en una teoría general contable” .
Además tendríamos que preguntarnos si verdaderamente, a la hora de ampliar el marco de actuación de la contabilidad, estamos permitiendo una profundización en las áreas ya tratadas. En otras palabras ¿la contabilidad patrimonial verdaderamente conoce, controla, administra, dirige, informa sobre el patrimonio de la empresa? Para aquellos que la enfocan reduccionistamente: si la contabilidad es una técnica de información patrimonial ¿está actuando como técnica, o estamos en presencia de una ciencia que todavía sigue buscando medios y formas de profundizar el conocimiento de su objeto de estudio? Dice Antônio Lópes de Sa : “se puede hacer ciencia de cualquier materia que se desee, siempre que se tenga un objeto determinado de indagación o investigación, una finalidad específica bajo la cual el objeto es observado, un método propio, conceptos sólidos, teoremas, teorías y una seria observación constante sobre las relaciones lógicas que existen en la determinación de los fenómenos que se estudian ”. La contabilidad ¿tiene un único objeto de estudio o varios?
Estas dudas (y numerosas más, que nacen y renacen como el Ave Fénix a consecuencia del devenir contable) nos llevan a observar otra consecuencia de la generalización del paradigma de utilidad: el desarrollo de la investigación empírica.
No deberíamos, sin embargo, caer en el error que podría suponer pensar que no han existido investigación previa ni esfuerzos de teorizaciones anteriores. Si bien autores europeos intentaron una formalización teórica ya desde el siglo XIX (por ejemplo, el italiano Cerboni con su “logismografía” allá por 1870 estableció una serie de postulados y axiomas que correspondían al quehacer contable), uno de los intentos más relevantes se da en el siglo XX, con el ya mencionado Richard Mattessich.
Este autor plantea la diferencia ya analizada (teoría por un lado, sistemas contables por otro). Siguiendo a Bunge, dado que “las leyes y reglas sociales (...) son los patrones de ser y devenir” de los sistemas humanos, para encontrar reglas, leyes y teorías, debemos apuntar nuestros cañones a los sistemas contables.
Para conseguir que los sistemas contables sean útiles (es decir, permitan satisfacer las necesidades de información de los usuarios), comenzaremos a plantearnos una serie de preguntas, entre las cuales adquiere relevancia una de ellas: ¿cuáles son las características del entorno en el que va a actuar ese sistema contable? Si, como indicamos previamente, es dificultoso o hasta imposible “encerrar” en un único cuerpo normativo la variada gama de sistemas contables, entonces no será lo mismo aplicar determinados procedimientos en un ámbito que en otro. Por ejemplo, la técnica de la partida doble puede resultar útil en el campo de la contabilidad patrimonial, pero tal vez carezca de aplicabilidad en el segmento de la contabilidad social, porque este último se maneja con parámetros diferentes.
En el enfoque o paradigma de la medición del beneficio, las discrepancias entre los distintos sistemas contables se buscaban en los distintos conceptos utilizados de patrimoni y resultados. Bajo el paradigma de utilidad, se aceptan difrencias entre sistemas contables porque se consideran nacidas al calor de objetivos distintos.
Es importante determinar cuáles son las particularidades del contexto en que se desenvolverá el sistema, pero además es necesario conocer (entre otros aspectos) los objetivos del sistema, qué requisitos permitirían alcanzarlos mejor, de qué manera utilizan la información los usuarios y cuál debería ser el contenido de la misma para que obtengan el mayor provecho.
Todo esto requiere:
• elaborar hipótesis sobre los puntos citados (y cualquier otro interrogante que pueda surgir, que ayude a la confección del sistema);
• validar dichas hipótesis, corroborándolas o comparándolas con la realidad
• efectuar nuevos análisis en el caso que las hipótesis sean poco adecuadas, o profundizar los existentes en caso de haber sido correctas.
Este desarrollo de la investigación empírica tiene su correlato en el esfuerzo por formalizar y sustentar teóricamente el ámbito de lo contable. A pesar de contar con numerosos sistemas contables disímiles y suponiendo la existencia de diferentes áreas, esta “segmentación contable”, lejos de desperdigar o difuminar el concepto de “contabilidad” ha profundizado, cohesionado la teorización contable, es decir, la búsqueda de un sustrato común a todos los segmentos.
Otro aspecto interesante de la mayor necesidad de investigación es la exigencia (implícita o explícita) del trabajo interdisciplinario. El contador (o mejor dicho, el contador-investigador) no puede desligarse de los avances producidos en otros ámbitos. Tampoco puede restringirse (como en una época sucedió con una corriente de opinión contable, el contismo) al mero análisis de las cuentas, suponiendo que su campo de actuación comienza y termina allí. Tal vez lo más interesante sea el cambio conceptual que ello representa. Al entrar en contacto con otros profesionales de otras disciplinas, se amplía el marco de referencia propio y es posible enriquecerse y colaborar con el crecimiento de otras áreas del conocimiento. Existen relaciones de dependencia y de afinidad entre la contabilidad y otras disciplinas técnicas o científicas, que ya hemos analizado en la materia.
“Una teoría fáctica”, dice Bunge “se contrasta con los hechos y con otras teorías” . Los dos campos más estrechamente vinculados con la contabilidad, como son la Economía y la Administración, carecen de verdaderas teorías en el sentido lógico-científico, de acuerdo a la opinión de Bunge. Ofrecen hipótesis, planteos y seudoleyes (que podrían significar el verdadero comienzo de un trabajo científico), pero pocas teorías strictu sensu. No confundamos teoría con “palabrerío denso y rebuscado” ni con “fórmulas matemáticas complicadas”.
Inclusive, en la actualidad estamos asistiendo a un nuevo cambio que impacta contra una de las columnas que sostenía el edificio de la contabilidad patrimonial tradicional. Más allá de la ubicación que adopte la contabilidad en el cuadro general de las ciencias sociales, nuevas exigencias e interesantes perspectivas se avizoran en el futuro contable. Quizás al interpretársela como una “tecnología social”, lo que se le proponga a la contabilidad como ámbito de actuación novedoso sea el trabajo sobre aspectos intangibles de las organizaciones: la valuación y el gerenciamiento del conocimiento, la determinación de los aspectos “no palpables” que permiten crecer a un ente...
En ese sentido, ya existen líneas de actuación e investigación que están manejándose con conceptos como “capital intelectual” o “capital humano”, o que intentan determinar el valor de la empresa a través del llamado “valor llave” (ese plus, ese extra que hoy por hoy no se muestra en los estados contables pero que se “sabe” que existe. Muchos de nosotros suponemos que Coca Cola -por mencionar un ejemplo- “vale” más de lo que dice su contabilidad). También nuevas herramientas (como el Tablero de Comando) intentan ampliar las perspectivas de análisis (no centrándose únicamente en aspectos patrimoniales).
El tercer paradigma comenzó a consolidarse en un momento en que aparece el mercado como fuente suprema de toda autoridad, que la economía pasa a “desmaterializarse”, a difundirse mecanismos “virtuales” de creación de “riqueza”. Hoy los aspectos “no tangibles” parecen atraer la mayor atención, y con la cuasi desaparición del “mundo socialista”, parecería que el mercado se ha adueñado de la escena.
Por ello resulta atractivo arriesgar una hipótesis más: ¿Estamos en presencia de la configuración de un cuarto paradigma (vinculado con la generación de información sobre activos intangibles)? ¿Hay indicios de una “ruptura paradigmática”?
El tratamiento de intangibles no solamente plantea desafíos técnicos (“¿Cómo valuar a las compañías de Internet?”) sino que puede implicar cambios conceptuales. Existen activos (como el software libre) a los que no le son aplicables determinados presupuestos que consideramos “elementales” (el derecho de propiedad, o la exclusividad en el uso, el principio de exclusión que la contabilidad tomó de la economía).
Es posible que los nuevos desafíos nos alejen de un dominio contable que, como plantearía Bunge, trabaje sobre entes reales o presuntos (y no sobre fantasías que vuelan por el aire). Tomemos como ejemplo lo que dice el colega Mario Kutnowski : “Ahora las empresas compiten siempre con las mejores del mundo, porque los grandes inversores exigen que los proyectos requieran clientes en todo el planeta para alcanzar rendimientos adecuados”. ¿Cuánto de “real” tiene esta afirmación, y con qué limitaciones se le puede aplicar dicho adjetivo?
Sterling (1993) critica crudamente: “la práctica contable se trata de numerología (...) los números de la práctica contable necesitan convertirse en números «con sentido» haciéndolos empíricamente verificables” .
Este “cuarto paradigma” quizás posibilite, implique, exija:
• trabajar con más de un patrón de medida
• un reacomodamiento de los conceptos incluidos en la teoría general (quizás el “principio de dualidad” no sea tan básico y se haga necesario manejarse con “multiplicidad”)
• analizar relaciones además de hechos aislados

El futuro desarrollo contable va a estar signado (entre otros factores) por condicionantes políticos. Se ha instalado con fuerza en la agenda de las orgnaizaciones contables la idea de la “armonización” internacional, es decir, la adopción de reglas contables similares en los distintos puntos del planeta (profundizaremos en la unidad 8 de la materia). A la cabeza del “ejército armonizador” se encuentra el IASB (International Accounting Standard Board), un organismo que:
a) Nació a instacias de entidades anglosajonas (Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda)
b) “Diez de los catorce miembros de la dirección del IASB vienen del mundo anglosajón ;
c) los miembros provenientes de otros países son en general cuidadosamente elegidos entre los profesionales que ya trabajaron en grandes oficinas de auditores anglosajonas y que piensan de la misma manera que los otros diez .
Por lo que es riesgoso observar que las principales líneas de acción serán marcadas por contadores que:
• responden a intereses económicos corporativos, y no estrictamente contables
• están formados, moldeados ideológicamente (voluntaria o involuntariamente) por la matriz capitalista-neoliberal
• analizan la realidad desde su pequeña “nube de Úbeda”
• lo peor de todo (desde el punto de vista de nuestra disciplina): aún se encuentran imbuidos de una interpretación reduccionista de “lo contable”.
A nivel americano, la AIC (Asociación Interamericana de Contabilidad) sigue los lineamientos del IASB . Es posible que este enfoque no ayude verdaderamente al progreso de la disciplina. La escuela anglosajona ha sido acusada por diversos autores contables por ser excesivamente pragmática. Más allá de la necesidad de constatar esta afirmación, se avizora el peligro de terminar aceptando como “teorías” a simples “cuerpos justificatorios” de las costumbres y prácticas habituales.
Lo político-ideológico juega un papel fundamental en el accionar social. Como dijimos antes, todo hecho social se construye, y para el análisis del comportamiento humano, es necesario evaluar sistémicamente más de una dimensión (ambiental, cultural...)
En la actualidad, por lo comentado anteriormente relativo a la vigencia del IASB, parecería que las doctrinas anglosajonas se están imponiendo a nivel global.
Siguiendo a Lopes de Sa , la historia contable norteamericana se vio fuertemente influenciada desde los inicios de la normalización por los grandes estudios de auditoría (Price Waterhouse, Arthur Andersen); entonces, dejar de lado el aspecto político al analizar los hechos contables no solamente es poco útil, sino además, “anti-histórico” (y nos atreveríamos a decir, poco científico).
El autor mencionado crítica al empirismo y la doctrina norteamericana: “Tan débil y sin consistencia científica fue dicha escuela americana que precisaron cerca de 6 años (de 1961 a 1967) para simplemente determinar si el Impuesto a las Ganancias debía ser registrado en el momento del pago o devengarse. En ese proceso distribuyeron 85.000 pedidos de opinión, recibieron cerca de 1.000 respuestas apenas, y acabaron decidiendo todo en base a la influencia de los grupos de comando de las entidades profesionales” . Incurrieron en una precariedad metodológica: “(..)creer que las bases científicas de las disciplinas se construyen a través de consensos políticos, en razón de adhesiones gremiales o profesionales. No, la ciencia no juega a la obtención de mayorías ”. Las encuestas de opinión son una de las herramientas que permiten desarrollar la tarea científica, pero no son la ciencia en sí.
Un temor adicional está basado en el hecho de que, si las cuestiones contables conflictivas se van a resolver a través del “consenso” o procesos meramente politicos sin tener en cuenta un fuerte sustento teórico, estaremos sujetos, una vez más, al arbitrio de los más poderosos.
La Argentina ha iniciado un camino de “convergencia” de sus normas contables con las internacionales, que proclama el IASB. Se busca adaptar las normas de modo que tengan en cuenta la realidad argentina pero a la vez puedan ser comprendidas por cualquier extranjero. Es decir, no se aceptaron las normas internacionales de manera acrítica.
Pero deberíamos ir más allá: existen preconceptos que muchas veces utilizamos sin cuestionarlos, y en ocasiones, sin una real base empírica (por ejemplo, la idea que analizaremos al llegar a la unidad V que el capital a mantener financiero es más útil a la hora de elaborar estados contables).
Se puede pecar por acción o por omisión. Para algunos autores contables (Guillermo León Martínez Pino en “El Estatuto de Cientificidad de la Contabilidad, un Debate Inconcluso”, , por ejemplo), la contabilidad fue legitimadora de un orden social, y por ende, culpable por omisión y acción también, al haber dotado al capitalismo en desarrollo de herramientas para continuar con la dominación y explotación .
¿Es lícito aceptar con naturalidad expresiones tales como “la contabilidad fue una herramienta al servicio del capitalismo”? En Historia, llamar “Descubrimiento de América” al hecho acontecido el 12 de octubre de 1492 implica trabajar con un juicio de valor. No es lo mismo halbar de “Encuentro de dos mundos” que de la “expansión imperialista europea”...
Siendo uno de los objetivos de esta materia que el futuro profesional compare, evalúe, critique, se interrogue y reflexione sobre su propia práctica... ¿por qué no analizamos los “supuestos básicos subyacentes” (es decir, las ideas implícitas, inconscientes) de nuestro conocimiento contable? ¿Podemos ser neutrales cuando en verdad estamos usando términos con una carga ideológica determinada? Además ¿cuánto conocemos de otras realidades contables (Cuba, China)? ¿Hemos efectuado un análisis comparativo de otros esquemas contables con los nuestros, los hemos confrontado? Hace 15 años que estamos inmersos en el Mercosur ¿cuánto leímos y cuánto sabemos del “neopatrimonialismo” de Antonio Lópes de Sa, por ejemplo? ¿O de los enfoques que utilizan otros contadores brasileros, uruguayos, paraguayos, chilenos, venezolanos?
País Cantidad de vínculos encontrados
Argentina 2
Brasil 24
Chile 1
Uruguay 0
Paraguay (*) 0
Perú 8
Colombia 27
Venezuela 0
México 1
USA 0
Canadá (fr)
Canadá (ing) 0
22
España (*) 7
Una búsqueda en Google del término “paradigmas contables” en las páginas web específicas de cada país arroja los siguientes resultados :

Limitaciones:
• El término “paradigma” puede utilizarse con distinto sentido en cada uno de los países, no existe uniformidad con respecto al uso de la palabra en el campo contable.
• Los buscadores no exploran la totalidad de la red
• No todos los trabajos y normas contables que podrian incluir los términos “paradigmas contables” se encuentran “subidos” a la red.
• Pueden existir “páginas gemelas” en donde se “duplique” la información extraída de otra

(*) En el caso de Paraguay, Google Paraguay no ofrece la posibilidad de buscar en páginas específicas del país. En el caso de Canadá, por ser un país bilingüe, Google ofrece servicios en francés e inglés.


Explorar la red a través de otros buscadores (Altavista, Yahoo, Terra, Lycos son los más utilizados. Uno no muy conocido pero muy interesante es Grokker) . Continuar y perfeccionar la búsqueda a través de otros grupos de palabras vinculadas con la temática. Abrir algunos de los links que ofrecen los motores de búsqueda. Evaluar el contexto en el que se utiliza la expresión “paradigmas”. ¿Es lo mismo que quiere decir Tua Pereda? ¿Entiende lo mismo un contador de Bolivia que uno de USA? ¿Usa la expresión con la misma intención? Comparar dos páginas en donde aparezcan los términos “paradigma contable”, buscar en otros países. Utilizar las opciones de búsqueda avanzada. ¿Mejoran o no la selección? ¿Ayudan las páginas encontradas a precisar el término, coinciden con la idea que nos habíamos hecho de lo que entendíamos por “paradigma contable”?

La contabilidad no surge “de la nada”, sus modificaciones no se producen “mágicamente”: son la resultante de la conjunción de numerosos factores históricos, económicos, políticos y culturales, principalmente.

Por eso vale la pena detenernos a reflexionar sobre nuestro presente. Recurrir al pasado no es una forma de aburrir y ahuyentar a los interesados en seguir una carrera, sino una manera de conocernos mejor como profesionales.
En el imperio incaico existían los “quipus” (una serie de cordeles anudados) que fueron, según algunos historiadores, sistemas completos de seguimiento y control de diferentes variables económicas y sociales. Pero los conquistadores españoles, por motivos políticos y religiosos, destruyeron la mayoría de estos “sistemas de registro”, además de asesinar a los “quipucamayoc”, que eran los intérpretes del sentido de los quipus .
Hoy, los “conquistadores económicos” del planeta quizás quieran ahogar el incipiente desarrollo teórico contable, asignándonos una mera función técnica de control patrimonial .
Sin embargo, más allá de los condicionamientos sociales, existen elementos para hacer investigación contable. Existen problemas a solucionar. Existen hipótesis y propuestas. Existen técnicas y procedimientos, algunos de las cuales cuentan con más de 700 años de historia... El desafío que se presenta a los contadores del siglo XXI es encontrar las herramientas que posibiliten generalizar la disciplina y profundizarla, derogando esa supuesta dependencia de (como les llama Bunge) protociencias como la economía y sociotécnicas como la administración y el derecho.
La contabilidad no es fruto de un fraile con inspiración divina, ni tampoco se limita a la anémica repetición de mecanismos obsoletos. Es un campo fértil, un ámbito exhuberante de debates, propuestas y alternativas. Tenemos que intentar que sea, parafraseando a los indígenas mexicanos, “un mundo en el que quepan muchos mundos”.

Anexo I
Objetivos de la información contable patrimonial (de acuerdo a diversos organismos profesionales)


Informe Trueblood (AICPA , 1973)

Los estados financieros (contables) deben:


• servir a los usuarios que no poseen acceso a otra información;
• proveer información para predecir, comparar y evaluar resultados y los movimientos de efectivo;
• facilitar información para apreciar la capacidad de la gerencia en el uso de los recursos;
• suministrar información relativa a transacciones y otros acontecimientos;
• en organizaciones no lucrativas, brindar información sobre su capacidad de emplear adecuadamente sus recursos;
• suministrar información acerca e las actividades de la empresa que afecten a la comunidad

The Corporate Report (ICAEW , 1975)

Las funciones básicas son:



• evaluar el comportamiento de la entidad;
• apreciar la eficacia de la entidad en el cumplimiento de objetivos;
• evaluar la experiencia y capacidad de los directivos y mandos;
• evaluar la estabilidad económica y la vulnerabilidad de la entidad;
• estimar la liquidez de la entidad, sus requerimientos presentes y futuros de recursos fijos y líquidos;
• estimar las perspectivas futuras de la entidad, incluyendo su capacidad de distribuir dividendos, pagar remuneraciones y otras erogaciones;
• realizar comparaciones económicas en la propia entidad como con otras entidades;
• evaluar la función económica y comportamiento de la entidad en relación con los intereses nacionales, así como los costos y beneficios sociales atribuibles a la entidad;
• verificar el grado de cumplimiento de la normativa impositiva y otras disposiciones legales;
• evaluar el comportamiento, situación y perspectivas de la entidad o de las distintas sociedades integrantes de un grupo económico.

RT 10 (FACPCE , 1992)


Los estados contables persiguen múltiples objetivos (...) Brindan información útil para:

• servir como guía para la política de la dirección y de los inversionistas en materia de distribución de utilidades;
• servir de base para la solicitud y concesión de créditos financieros y comerciales;
• servir de guía a los inversionistas interesado en comprar y vender
• ayudar a analizar la gestión de la dirección;
• servir de base para determinar las obligaciones tributarias y para otros fines de política fiscal y social;
• ser utilizada como una de las fuentes de información para la contabilidad nacional;
• ser utilizada como una de las bases para la fijación de precios y tarifas.





Anexo II

Requisitos o atributos de la información contable según la RT 16

• Pertinencia (atingencia): La información debe ser apta para satisfacer las necesidades de los usuarios
• Confiabilidad (credibilidad): La información debe ser creíble para sus usuarios, de manera que éstos la acepten para tomar sus decisiones.
Para que la información sea confiable, debe reunir los requisitos de aproximación a la realidad y verificabilidad.
• Aproximación a la realidad: Para ser creíbles, los estados contables deben presentar descripciones y mediciones que guarden una correspondencia razonable con los fenómenos que pretenden describir, por lo cual no deben estar afectados por errores u omisiones importantes ni por deformaciones dirigidas a beneficiar los intereses particulares del emisor o de otras personas.
Para que la información se aproxime a la realidad, debe cumplir con los requisitos de esencialidad, neutralidad e integridad.
• Esencialidad (sustancia sobre forma): Para que la información contable se aproxime a la realidad, las operaciones y hechos deben contabilizarse y exponerse basándose en su sustancia y realidad económica.
• Neutralidad (objetividad): Para que la información contable se aproxime a la realidad, no debe estar sesgada, deformada para favorecer al ente emisor o para influir la conducta de los usuarios hacia alguna dirección en particular.
• Integridad: La información contenida en los estados contables debe ser completa.
• Verificabilidad: Para que la información contable sea confiable, su representatividad debería ser comprobable por cualquier persona con pericia suficiente.
• Sistematicidad: La información contable suministrada debe estar orgánicamente ordenada, con base en las reglas contenidas en las normas contables profesionales.
• Comparabilidad: La información contenida en los estados contables de un ente debe ser susceptible de comparación con otras informaciones:
• Claridad (comprensibilidad): La información debe prepararse utilizando un lenguaje preciso, que evite las ambigüedades, y que sea fácil de comprender por los usuarios que estén dispuestos a estudiarla y que tengan un conocimiento razonable de las actividades económicas, del mundo de los negocios y de la terminología propia de los estados contables.

Restricciones que condicionan el logro de los requisitos
• Oportunidad: La información debe suministrarse en tiempo conveniente para los usuarios, de modo tal que tenga la posibilidad de influir en la toma de decisiones. Un retraso indebido en la presentación de la información puede hacerle perder su pertinencia.
• Equilibrio entre costos y beneficios: Desde un punto de vista social, los beneficios derivados de la disponibilidad de información deberían exceder a los costos de proporcionarla.

Biblio y webgrafía
Fuente consultada Disponible en...
 Resoluciones Técnicas de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas Nros. 10 y 16. • Biblioteca Zeballos (FCEyE)
 Tua Pereda, Jorge. “Lecturas de teoría e investigación contable”. Centro interamericano juridico financiero. Medellín, Colombia, 1995 • Material de Cátedra Introducción a la Teoría Contable
 Biondi, Mario. “Proyecto ECO 23 - UBACyT - Año 1999. Tarea 4: analizar la teoría contable financiera con el fin de conocer la evolución del pensamiento contable y determinar el paradigma contable”, en revista “Contabilidad y Auditoría” (Instituto de Investigaciones Alberto Arévalo, UBA, Buenos Aires). Volumen 5, Nº 9, Junio de 1999. • Hemeroteca de la Biblioteca Zeballos (FCEyE)
 García Casella, Carlos Luis. “Curso introductorio a la teoría contable”. Editorial Economizarte (Ediciones del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas-UBA). Buenos Aires, 2001. • Material de cátedra de Introducción a la Teoría Contable.
• Biblioteca Zeballos (FCEyE)
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 García Casella, Carlos Luis. “Posibles hipótesis y leyes contables”. Editorial Economizarte (Ediciones del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas-UBA). Buenos Aires, 2000 • Biblioteca Zeballos (FCEyE)
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 García Casella, Carlos Luis. “Cuestiones vinculadas a problemas contables” Editorial Economizarte (Ediciones del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas-UBA). Buenos Aires, 1999 • Biblioteca Zeballos (FCEyE)
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 Bunge, Mario. “Las ciencias sociales en debate”. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1999 • Biblioteca personal
 Bunge, Mario. “La ciencia: su filosofía y su método”. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1998 • Biblioteca personal (edición 1998)
• Biblioteca Zeballos (edición anterior)
 Bunge, Mario. “Mitos, hechos y razones”. Coedición Sudamericana - Editorial de la Universidad Nacional del Litoral. Buenos Aires, 2004 • Biblioteca personal
 Díaz, Esther. “Posmodernidad”, 3º edición corregida. Editorial Biblos. Buenos Aires, 2005 • Biblioteca personal
 Guillermo Martínez Pino. “El Estatuto de Cientificidad de la Contabilidad, un Debate Inconcluso” •
 Antônio Lópes de Sa. “Bases das escolas européia e norte-americana, perante a cultura contábil e a proposta neopatrimonial” •
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 Carlos Luis García Casella et altri, “Enfoque para una teoría general contable”, en revista “Enfoques” Año 2000, páginas 301- a 307. Buenos Aires, Errepar. • Hemeroteca de la Biblioteca Zeballos (FCEyE)
 “Responsabilidad Social Empresaria, maqullaje para empresarios”. Revista “Mercado”, Noviembre 2005 • Biblioteca Personal
• Hemeroteca de la Biblioteca Zeballos (FCEyE)
• http://www.mercado.com.ar
 Hernando Fortini, Antonio Lattuca y otros. “Replanteo de la técnica contable”. Ediciones Macchi, Buenos Aires, 1980 • Biblioteca Zeballos (FCEyE)
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 Morduchowicz, Roxana: “El Capital cultural de los jóvenes”. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2004. • Biblioteca Personal
 Le Monde Diplomatique, Edición Cono Sur. Editorial Capital Intelectual. Nº 64 (Oct 2004) y Nº 77 (Nov 2005) • Biblioteca personal
• http://www.eldiplo.org